miércoles, 11 de mayo de 2011

Las Musas de Darwin- Capítulo XI "En el cruce de caminos"

El pulgar del Panda

El Pulgar del Panda como asi se llama es un hueso que surgió por una mutación, este hueso se llama sesamoide radial.
Gracias a esta mutación el oso panda pudo alimentarse más rápido ya que le servía como un pulgar que daba mejor sostén al bambú además de que podía obtenerlo con mayo facilidad, así con una mejor alimentación los osos panda pudieron llegar con mayor rapidez a la maduración sexual por lo que los que tenían el "pulgar" se reproducían más, asi con el paso del tiempo como la mutación fue favorable, los que no tenían este hueso se fueron acabando hasta que todos los osos panda exsistentes fueron y son los que tienen el "pulgar".


Esto es un claro ejemplo de selección natural ya que este hueso es una adaptación y la naturaleza "seleccionó" a los organismos mejor adaptados, extinguuiendo así con el paso del tiempo a lo osos panda que no tenían el sesamoide radial.
Bibliografía:
http://fotowho.net/quierogalletas
http://biogeobecerril.blogspot.com/2009/09/el-susto-del-panda-y-su-falso-pulgar.html
http://academia.cch.unam.mx/wiki/biologia3y4/index.php/El_panda_gigante_%C2%BFoso_o_mapache%3F

Artículo de Toledo


Tema del mes
Dimensiones de la Crisis
Otro mundo
¿es realmente posible?
Víctor M. Toledo
Primero fue la crisis social la que generó conciencias, reacciones, iniciativas diversas, protestas. Después se agregó la crisis ecológica y en íntima relación la energética. Hoy ha hecho su aparición la crisis financiera, convertida ya en debacle económica de escala global, y los defensores de la situación se quedan sin baldes para sacar el agua del buque que se hunde.

¿Son estas crisis fenómenos aislados o por lo contrario no son sino las expresiones de una sola crisis? Aquí de nuevo es la perspectiva histórica la que nos permite responder a la pregunta, pero no la de cualquier historia, sino la de aquella que logra articular la historia de la sociedad con la historia de la naturaleza.

Estamos en un "fin de época", entrando a la fase terminal de la civilización industrial, tecnocrática y capitalista, en la que las contradicciones sociales y ecológicas se agudizan y la norma es cada vez más los escenarios sorpresivos, inesperados e impredecibles. Dos fenómenos encabezaban esta crisis de civilización: el calentamiento global y el fin de la era del petróleo. Ahora debemos agregar la crisis provocada, y largamente anunciada, por la voracidad insaciable del capital. Todas son la expresión de un intrincado conjunto de procesos cuyo devenir ha tomado varias décadas, es decir que conforman una inercia de largo aliento.

ILUSTRACIÓN: Infernal punishment for the Seven Deadly Sins / Le grant kalendrer et compost des Bergiers / 1496


La gran aceleración: el siglo XX.

El ser humano ha estado presente en el planeta desde hace 200 mil años, un suspiro en la larga, casi eterna, historia de la Tierra. Durante la mayor parte de ese lapso, el hábitat planetario ha sufrido una creciente presión por parte de la especie humana. Sin embargo nada es comparable con lo ocurrido en los cien años recientes, un periodo que equivale solamente al 0.05 por ciento en la historia de la humanidad.

Hoy pueden identificarse un conjunto de fenómenos sin precedente en la historia (Mc Neill, J. 2002. Something new under the Sun: an ecological history of twenty century. Penguin Books). La población humana, por ejemplo, se incrementó más de cuatro veces entre 1900 y 2000, al pasar de 1.6 mil millones a más de 6 mil millones.

Ello supone la llegada cada año al planeta de 77 millones de nuevos seres humanos. A esta velocidad el reloj demográfico es, y será cada vez más, una bomba de tiempo que ha dejado en el siglo XX a la quinta parte de todos los miembros, vivos o muertos, que han existido a lo largo de la historia.

Los datos demográficos, sin embargo, palidecen frente a los de la economía mundial. Medida en dólares de 1990, ésta se incrementó 14 veces entre 1900 y 2000, de tal suerte que la economía global de 1950 ha sido superada ya por la economía estadounidense de hoy, y la economía global de 1900 es equivalente a la economía japonesa actual (McNeill, 2000).

El uso de la energía, medido en toneladas métricas de barriles de petróleo, es el tercer gran aceleramiento del siglo pasado: creció 16 veces. La energía utilizada en el siglo XX ha sido mayor que la utilizada a lo largo de toda la historia de la especie, y diez veces mayor a la usada en los mil años previos (Mc- Neill, 2000).

En comparación con los datos anteriores, el uso del agua se elevó nueve veces; el incremento del bióxido de carbono (CO2), el principal contaminante atmosférico, fue de 13 veces, y las emisiones industriales de ¡40 veces! De la misma manera, la extracción y el consumo de metales (cobre, zinc, manganeso, cromo, níquel, magnesio, estaño, molibdeno y mercurio) han tenido un crecimiento espectacular en los cien años recientes.

La extracción de estos metales conlleva a su vez el uso de sustancias tóxicas, el uso y contaminación del agua y el movimiento masivo de materiales. Otros crecimientos vertiginosos son el de los vehículos automotores y el de las reses o cabezas de ganado, así como el de las poblaciones de la fauna que acompaña al ser humano (moscas, ratas, cucarachas, etcétera) y, en las décadas recientes, el de la información manejada globalmente por medio de los sistemas de cómputo y las telecomunicaciones.

Los autos y las reses se pueden considerar dos de los principales iconos del siglo XX. Por cada dos seres humanos que nacen al año se construye un auto, de tal suerte que para 2010 el parque vehicular alcanzará los mil millones. El auto produce 15 por ciento de los gases que contaminan la atmósfera, su construcción produce entre 15 y 20 toneladas de residuos, y cada año los accidentes automovilísticos matan a un millón de seres humanos y dejan heridos entre 25 y 35 millones (Toledo, V. M., 2006. Ecología, espiritualidad, naturaleza. Jitanjáfora Ediciones).

Por otro lado, puestas en una balanza, todas las reses del mundo pesan más que todos los seres humanos juntos, y en varios países como Uruguay, Costa Rica o Australia, existen más vacas que humanos. Hacia 2001, las reses habían alcanzado los mil 530 millones, cada una de las cuales eructa metano y óxido nitroso, gases que inducen el calentamiento global.



La expansión de la ganadería vacuna ha sido la causa principal de la destrucción de millones de hectáreas de selvas tropicales. Con poblaciones cercanas a las de los seres humanos, los autos y las reses, los dos principales engendros de la invención humana del siglo pasado, compiten ya con sus creadores por los alimentos.

En países como Brasil o Estados Unidos, cada parcela agrícola puede ser dedicada a alimentar a los autos (agrocombustibles), a las reses (pastizales) o a los humanos (cereales, hortalizas, legumbres, etcétera).

ILUSTRACIÓN: Infernal punishment for the Seven Deadly Sins / Le grant kalendrer et compost des Bergiers / 1496

El gran evento más reciente que ha acompañado a todo lo anterior ha sido el de la producción de desechos: la excreción de materiales, sustancias, agua utilizada, radiaciones, genomas alterados y basura.

Los volúmenes de generación de desechos han roto toda predicción. Hoy podemos afirmar que el planeta es cada vez más un espacio irremediablemente contaminado de una gama casi infinita de basuras y desechos.

Tan sólo en Europa, posiblemente la región con las leyes más estrictas, existen unos 30 mil productos químicos sin control, es decir, de los cuales no se sabe nada acerca de sus efectos sobre la salud humana y el ambiente (El País, 25/9/2005, página 21).

Es muy probable que el notable incremento de las alergias, el asma, el cáncer, las disfunciones hormonales y la infertilidad esté ligado con el uso incontrolado de esas sustancias.

 Dentro del panorama anterior, no debe dejar de citarse la producción de máquinas y aparatos inservibles. Por ejemplo, hoy existen 2 mil 100 millones de celulares en el mundo, casi uno por cada tres personas, y dado que el tiempo de uso promedio de cada aparato es de 14 meses, la cantidad de celulares que se desechan como "chatarra electrónica" es descomunal: sólo en Estados Unidos hay 500 millones de celulares desechados.

Los impactos de un "experimento sin control".

Si el uso pacífico o bélico de la energía nuclear ya había sacudido las conciencias de los miembros más lúcidos de la especie humana, hacia mediados del siglo pasado comenzaron a surgir las primeras llamadas de atención acerca de los impactos de la modernidad industrial sobre la trama de la vida y los balances ecológicos del planeta.

Durante los recientes cien años, la especie humana ha modificado y/o afectado los ecosistemas del planeta Tierra de forma más extensa y rápida que en ningún otro periodo de la historia humana. Dos fenómenos destacan: el mayor poder de transformación adquirido por los seres humanos a partir del uso de los combustibles fósiles (incluyendo la energía nuclear) y la lógica o racionalidad que ha dominado y que hoy alcanza su máxima expresión, la cual está basada en una voracidad insaciable: la de la acumulación, concentración y centralización de capital.


El "experimento incontrolable" que caracteriza al metabolismo industrial se explica entonces por los mecanismos insaciables de un mercado dominado por el capital que echa mano de un gigantesco poder de transformación, cada vez más acrecentado por la innovación científica y tecnológica. Y es esta espiral que crece y crece la que se debe detener, única manera de finalizar una etapa y de comenzar otra.

La huella ecológica y la inercia de la era industrial. La cantidad de alimentos, energía, agua, materiales de construcción y desechos que cada individuo utiliza y expide a lo largo de un año puede ser calculada mediante un índice conocido como la "huella ecológica" creado por M. Wackernagel y J. Rees, en 1996.

 Este índice es de carácter trans-escalar, pues puede aplicarse a individuos, familias, barrios, comunidades, ciudades, países y a la humanidad entera, así como compararse al paso del tiempo, y se mide en el número de hectáreas necesitadas para satisfacer lo consumido.

Desde 1985 los seres humanos traspasaron, en conjunto, la capacidad del planeta para proveer esos satisfactores. Esta presión humana sobre el equilibrio de la Tierra debe sin embargo ser matizada, pues son los países y sectores opulentos los que mayores impactos producen, de tal suerte que medida por países, la huella ecológica resulta de la combinación del número de habitantes y de su nivel de consumo.

Si todos viviéramos como la población promedio en los países ricos, el planeta sólo podría soportar mil 800 millones de personas, y no los seis mil 700 millones que viven en la actualidad.

Contrariamente a lo esperado, la huella ecológica sigue aumentando dado que el consumo tanto de los países ricos como la de los llamados emergentes (China, India, los de Europa del este, Brasil, Sudáfrica) se incrementa día a día. En 2006, el comercio y el consumo globales aumentaron a niveles récord en todo el mundo.

Las producciones de acero (mil millones de toneladas), aluminio (31 millones de toneladas) y automóviles (45.6 millones de unidades), por ejemplo, superaron todas las marcas anteriores.
Utilizando el parámetro de la huella ecológica por un lado, y el índice de bienestar humano de la Organización de las Naciones Unidas, un grupo de investigadores confeccionaron un método para cuantificar el nivel de sustentabilidad de los países, definido como aquel que alcanza un mínimo grado de bienestar social y un nivel de consumo que no excede la capacidad de renovación de la biosfera (bio-capacidad) (Moran, et al, 2008, Ecological economics).

 La aplicación de ese índice a 93 países, entre 1975 y 2003, reveló que no obstante los conocimientos acumulados y las medidas adoptadas durante ese periodo, la sociedad humana se ha vuelto menos, no más sustentable, con excepción de un país, Cuba (véase: http://www.footprintnetwork.org/hdief.html).

Los resultados también ubicaron a Latinoamérica como la región "menos insustentable" del globo.
El análisis anterior cobra especial importancia porque viene a corroborar, a escala global, la existencia de un proceso largamente intuido o sospechado pero no demostrado con cifras o datos: la inercia aparentemente imparable del metabolismo industrial y su carácter esencialmente depredador de los recursos del planeta.

Este análisis encuentra su correlato en los más recientes reportes sobre el cambio climático. De acuerdo con los trabajos presentados por varios expertos, varios de ellos miembros del IPCC, durante la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), celebrada en Chicago en febrero del 2009, el cambio climático será más rápido y más intenso de lo previsto en el más reciente informe de los científicos de Naciones Unidas (el IPCC), presentado a principios de 2007, el cual fue demasiado prudente o conservador.



¿Otro mundo es realmente posible?

 El metabolismo industrial se ha convertido ya en un irrefrenable movimiento expansivo, en un permanente creador de entropía o desorden, ha generado innumerables nuevas articulaciones entre los fenómenos sociales y naturales, ha impulsado nuevos efectos de carácter multi-escalar (de lo local a lo global y viceversa), y ha terminado por convertir al mundo moderno en un complicado e incomprensible calidoscopio de crisis cada vez más concatenadas y amplificadas.

Con la consolidación del capitalismo industrial, cuyo pináculo estamos viviendo, el hábitat planetario ha entrado en una fase crítica de aceleración y descontrol. Los fenómenos globales inducidos por la civilización industrial, han traído un sinfín de ventajas y nuevas e inimaginables posibilidades, pero también han hecho del hábitat planetario un espacio cada vez más inseguro, incierto y peligroso.

 La destrucción de la variedad de la vida (biodiversidad), el agua cada vez más cara y escasa, el aire y los mares contaminados, los alimentos insanos, las substancias y las tecnologías peligrosas, así como los cambios climáticos inesperados y catastróficos, se combinan ya con los quiebres de empresas y corporaciones, las recesiones económicas y la devaluación de las monedas.

La crisis múltiple que sufre el mundo contemporáneo obliga a replantear innumerables aspectos del entramado social y de sus relaciones con el mundo natural, y ello vuelve anacrónicas a buena parte de las propuestas teóricas y prácticas de los sectores anti-sistémicos. Toda solución parcial o unidimensional es ya una interpretación reduccionista, limitada e inútil. La crisis de civilización que hoy vive la especie humana es antes que todo una "crisis metabólica", en tanto que atañe al entramado de innumerables dimensiones.

No hay pues solución económica, tecnológica, energética, social, política, institucional, epistemológica o ambiental. Si hay fuerzas que enarbolan el lema de que "otro mundo es posible", es decir que las crisis son superables, entonces ese mundo visualizado debe construirse sobre la justicia social, el respeto a la naturaleza, la re-configuración de los sistemas financieros, el cambio de fuentes energéticas, la autogestión local y regional, la creación de nuevas tecnologías y sistemas de conocimientos, etcétera.

Hoy se requieren cambios en todas esas dimensiones de la realidad, orquestados por un nuevo paradigma político, que deje atrás los atavismos que aún dominan los movimientos anti-sistémicos y el pensamiento crítico. Este nuevo paradigma político debe basarse en una concepción que contemple tanto la explotación entre los seres humanos como entre aquellos y la naturaleza.

Frente a las múltiples crisis, un proyecto alternativo o, si se prefiere, una modernidad alternativa, está obligado a dos cosas: en primer término a organizar la resistencia ciudadana, y en segundo lugar a construir el poder social. Ambos se encuentran indisolublemente ligados.

El poder social se construye poniendo en juego tres elementos: la solidaridad, la organización y el conocimiento científico y tecnológico, en proyectos concretos. Cada uno de ellos es necesario pero no suficiente. Ello implica gestar modos alternativos de vida basados en la autogestión, la autosuficiencia, la diversidad, la democracia participativa y la equidad, por medio de los cuales los individuos, las familias, las comunidades recuperan el control sobre los procesos que les afectan, es decir, disminuyen el riesgo al que los ha condenado a vivir la sociedad dominada por el capital.



La "micropolítica doméstica".

La construcción del poder social comienza en la familia, en la edificación de un hogar autosuficiente, seguro y sano, que comparte con muchos otros hogares una misma "micropolítica doméstica". Ello se logra mediante acciones en la alimentación, la salud, la vivienda, el agua, la energía y el ahorro y el crédito, todo lo cual surge, a su vez, de la toma de conciencia, ecológica y social, de los miembros de la familia, de un cambio de actitudes, y en fin de la adopción de una nueva filosofía por y para la vida.

 En el caso de la alimentación se trata de que el hogar alcance, donde le sea posible, el auto-abasto de alimentos sanos, nutritivos y producidos bajo esquemas ecológicamente adecuados (agricultura orgánica o sustentable) y/o la obtención de aquellos de redes y mercados solidarios, justos y orgánicos.

 El hogar debe buscar también la autosuficiencia en agua y energía, lo cual implica la adopción de tecnologías adecuadas, limpias, baratas y seguras. La vivienda debe estar construida con materiales locales, no tóxicos y producidos bajo fórmulas ecológicamente correctas. Finalmente, la salud se alcanza mediante la acción conjunta del consumo de alimentos sanos, materiales no tóxicos, agua limpia, adecuados dispositivos sanitarios, y el empleo no de una sino de varias tradiciones médicas (desde la acupuntura, digitopuntura, homeopatía y herbolaria hasta las diferentes medicinas industriales).

Los hogares autosuficientes, sanos y seguros conforman las células últimas del poder social, y sólo alcanzan a realizarse cuando forman parte de redes, asociaciones, cooperativas o comunidades de territorios bien definidos. Estos últimos representan un segundo nivel de organización social y surgen de la agregación solidaria de los primeros.

 Un tercer nivel puede alcanzarse cuando se logra la articulación a escala de barrios urbanos, ciudades pequeñas, municipios y micro-regiones, y así sucesivamente. Todas estas formas de organización se alcanzan más fácilmente cuando existe la participación de "agentes técnicos": investigadores, promotores y animadores.

Sin la construcción del poder social, el poder político (que corre en paralelo) se ve limitado en sus acciones reivindicadoras, incluso se torna inocuo o disfuncional al ser dominado o controlado por las fuerzas antisociales (como los mercados dominados por el capital).

En suma, la crisis de civilización que hoy vive el mundo contemporáneo y cuya dinámica opera en ritmos mucho más lentos al de los procesos políticos y sociales habituales, sólo será superable bajo esquemas teóricos renovados y mediante acciones políticas de nuevo cuño. Ya no bastan las fórmulas convencionales que aún dominan los movimientos anti-sistémicos, incluyendo las de los sectores considerados como los más avanzados (como el neo-zapatismo).

Si "otro mundo es posible" éste será el de una "democracia solar" participativa e incluyente, una tecnología que imite los pulsos de la naturaleza, un conocimiento holístico donde pensar y sentir sean las dos caras de la misma esfera, un sentido de equidad que incluya al resto de los seres vivos y, en fin, una sociedad sustentable dominada por formas de vida orgánicas. Estamos ante una tarea descomunal y urgente. Ese es el tamaño del reto.


vtoledo@oikos.unam.mx
FUENTE:
http://www.jornada.unam.mx/2009/03/17/crisis.html


Comentario.

El ser humano no deja de ser consumista, esto perjudica mucho al medio en el que vivimos todos los seres vivos, las cifras que aquí se mencionan son impresionantes, cada ves más el automóvil se vuelve un problema grave, como ya vimos por cada dos seres humanos que nacen al año se construye un auto, es una cifra alarmante, y la población sigue aumentando sin algun control, creo que los carros son un problema grave ya que todos contaminan muchisimo y a esto se le agrega el transporte público que muchas veces vemos que les sale una cantidad impresionante de humo.
Estamos terminando con el planeta y el nos ha dado todo. Ojalá que otro mundo fuera posible pero la sociedad no hace conciencia del gran daño que estamos causando.

martes, 10 de mayo de 2011

"Más allá del génesis"

Esta es una película que nos narra como fue complementandose la teoría de la selección natural de Darwin, fue un muy buen material de apoyo, lo que más me gustó del tema y que viene en la película fue la domesticación que es un proceso de selección artificial.
Es muy gratificante el saber que Charles desde pequeño tuvo contacto con la naturaleza y le fascinaba, con esto y también su contacto con las granjas tuvo grandes bases para poder conformar sus teorías, me gusta porque a mi también me encanta estar rodeada de naturaleza y estarla observando.
El siempre tuvo la gran virtud de ser un buen observador y analítico, logró muchas cosas y me hubiera gustado que los dogmas religiosos de ese tiempo no hubieran exsitido, hubiera publicado más cosas y expresarse con libertad.
Esta película fue mucho de mi agrado y además fue sintética.

"El Nido"

En el aviario "El Nido" pudimos observar un gran número de especies de aves, cada una con características impresionantes, nunca había visto tanta variedad de aves y en verdad son hermosas, varias de ellas ya las conocía pero nunca se pueden conocer todas, la biodiversidad es enorme y me encanta descubrir cada día más de los animales y plantas que existen en nuestro planeta.
Sin duda alguna fue un honor ver a esas especies, por ejemplo el Quetzal que está en grave peligro de extinción, es un ave hermnosa, su froma, sus colores, su pose, toda ella es hermosa, todas las aves son muy especiales, no entiendo como el ser humano puede destruir todo esto, no se da cuenta ni siquiera de la belleza de la naturaleza y claramente el desequilibrio que estamos haciendo dentro de ella.
Este aviario es un muy buen lugar para visitar, es muy educativo, pudimos observar las adaptaciones que tienen cada una de ellas, en la mayoria de las especies siempre el macho es el que resalta más en colores ya que sirve de cortejo hacia las hembras.

Me encanto poder sostener a las aves asi como darles de comer, al cargar al águila real de verdad me dio mucha impresión ver su tamaño y pesarla, es un ave hermosa y claro verla y cargarla con mucho respeto asi como a todos los animales. la lechuza se me hizo muy delicada y fina.
Nuestra guía nos contaba historias acerca de los animales todas me agradaron mucho una de ellas fue que las plumas del Casuario de Casco son muy difíciles de conseguir por lo que en algunas tribus son utilizadas como trueque.

Me gustó mucho darle de comer a estas aves, ya que son muy coloridos y se acercan sin temor, lo que se m hizo gracioso fue que una de ellas se apro en mi mano cuando ya todos se iban y tuve que mover mi mano para que se fuera.
Lo que puedo decir es que me encanto esta experiencia y que el ser humano tiene que tener conciencia de lo que esta ocurriendo con la Tierra y que esta en nuestras manos el poder salvar el hogar de todos los seres vivos.

El último turquito

LECTURA:
El último Turquito.
Por Miguel Álvarez del Toro.
El lugar donde se desarrolla esta historia es una de tantas y tantas heridas por donde Chiapas exhibe su caliza; donde manos irresponsables han quitado la exuberante cabellera que formaba el bosque, dejando mondo el cráneo de la roca; donde se ha levantado una raquítica cosecha de maíz a cambio de quemar una fortuna; donde en minutos la ceniza ha reemplazado a la fibra vegetal que tardo siglos y milenios en formarse; donde la hecatombe empezó cuando un bípedo, insignificante ante la grandiosidad de la Naturaleza  pero creyéndose su amo, llego armado de un hacha y gran ambición, tapados los ojos por la ignorancia, sellados los oídos por el tintinear del dinero.
Aguas limpias, saltando sobre las piedras y formando cristalinas pozas, corren por el fondo de un pequeño barranco, arrullando con su murmullo a los turipaches que esperan el sol sobre una roca, verde por tanto musgo que la cubre y húmeda por el salpicar del agua. La humedad se hace visible en una tenue niebla que lentamente escurre entre la maraña y flotando, flotando llega hasta las copas de los gigantes milenarios cuyo follaje compite con el de las enredaderas que trepando por los carcomidos troncos tejen mallas de caprichosas vueltas, por donde escapan ágilmente los monos al ser espantados por la sombra del águila arpía. Las campánulas azules, blanca y rosadas abren sus corolas al fresco de la mañana, dando colorido al verde oscuro del follaje y permitiendo la entrada a las primeras abejas silvestres que afanosas buscan el perfumado polen; de vez en cuando aparece un abejorro de abigarrada pelambre.
Por el cayado de un helecho arbóreo trepa muy lentamente una pequeña serpiente de moteado color y siniestros ojillos, es la muerte que acecha la distracción de algún incauto pajarillo y es observada con temor por un lagarto verde que reposa sobre una ancha hoja. En la húmeda penumbra empiezan a revolotear las primeras mariposas morfos de alas azul metálico y en un recodo próximo florece un arbusto que congrega numerosos chupaflores cuyo plumaje lanza variados destellos de joyería policroma; mientras unas reinitas de celeste colorido esperan impacientes a que las belicosas avecillas les permitan participar del nectaríneo banquete.
Entre un oscuro bejucal se dispone a dormir su día una pareja de tecolotes de albos cuernecillos y rojizas caras, sus ojos entornados observan discretamente a un grupo de cucayos que pegados al carcomido tronco también pasarán el día, apagados sus minúsculos faros de fría luminosidad. En la cima de la loma, toda cubierta de bosque, se escuchan los rasposos gritos del tucán, que desde la punta de un gran árbol domina el horizonte, oteando siempre la floresta en busca de la frutilla madura. Abajo del mismo gigante centenario y oculto entre la maleza que cubre el húmedo suelo, un pequeño siervo rojizo lame su pelaje, mientras abrazada a una retorcida liana, una ardilla oscura gimotea su alaarma ante la sombra de un gavilan que pasa.
En un arbolillo de mediana altura y racimos de maduras frutillas, danzan su cortejo amorosos varios turquitos de plumaje negro y rojiza cabeza, de patas amarillas y ojos blancos. Las hembras de verdoso ropaje observan, ya interesadas, ya indiferentes, lo complicados saltos y volteretas de los rechonchos cuerpecillos de los machos ocupados en tan ritual competencia. Van y vienen,  saltan y chillan, revolotean a veces, todos siguiendo la misma ruta de ramitas cuidadosamente despojadas de follaje. Cuando un grupo se cansa toma su turno como espectador y a su vez contempla a los danzantes o mira con gozo el verde panoram ade verdes laderas, todo apretadamente cubierto de espesa vegetación. De vez en cuando la asamblea se disuelve y durante largos minutos los pajarillos devoran glotones las jugozas frutillas, luego retornan a la danza amorosa. Son, ni más ni menos,  que una parte del conjunto armónico de la Naturaleza.
Mas una mañana, igual como la descrita se escucha un sonido nuevo. Un ruido nunca antes escuchado y que paraliza momentáneamente a las criaturas del bosque. Es un sonido sordo, acompasado por un “tac” ominoso. Es la barbarie que llega con disfraz de progreso, con pretexto de necesidad. Es el desierto que en hombros de los bípedos humanos toca a las puertas del bosque.
Era un sonido raro para la floresta, mas ajenos al funesto presagio, los animalillos pretenden acostumbrarse hasta que un estruendo los sobrecoge de nuevo. El primer  gigante,  que imposibilitado para escapar sintió cómo le cortaban sus ataduras a la madre tierra, se viene al suelo, inútilmente arañando con sus ramas a los vecinos en un desesperado afán por sostenerse. Así gimiendo y aplastando hace  retumbar el suelo con su peso, asombrado de aquellos minúsculos seres que le han cortado su tronco; aquellos seres que hace apenas unos días alimentó con sus frutos, que hace unos días protegió con su sombra deteniendo los ardientes rayos del sol.
La destrucción avanza. Primero es una cinta que taladra el bosque y ya los habitantes de la floresta se han acostumbrado  al paso de humanos por el camino, solos o en grupos, caminando o cabalgando sobre sus monstruosos aparatos. Creen que el daño a su intimidad fue sólo esa cinta talada y el paso de esos peligrosos seres; esos seres que se detienen de cuando en cuando para dar muerte innecesaria  a los incautos animalillos que inconscientemente se atreven a salir a la orilla del camino. Pero muy pronto salen de su error, esa cinta desnuda es sólo el prólogo, el epílogo trágico viene unos pasos atrás.
Los seres arrogantes tan insulsos que en sus creencias dicen que todo en la Naturaleza fue hecho para servirlos, ya no tan sólo pasan de largo. En la lejanía aún se escuchan los gemidos de los gigantes sacrificados para abrir esa brecha, que malamente se transforma en heraldo de la destrucción, cuando se escuchan nuevamente los sonidos del hacha fatal que muerde ya a la vera del camino y vorazmente avanza ladera arriba. ¡Habitantes del bosque escuchad! Es la marabunta humana que llega arrastrando tras sí la desolación.
Es la evolución que la Naturaleza perfeccionó para suicidarse. Son los ilusos que se creyeron reyes de la creación y destrozando, corren vertiginosamente hacia su propia destrucción.
Pasa un año pasan dos. Los habitantes móviles del monte pretendieron huir, inútilmente, al norte, al oriente, al poniente, al sur; sólo encontraron desolación, ya el humano había pasado por ahí. Los vegetales, anclados a la tierra, incapaces de huir, tuvieron que esperar aterrados hasta que esos seres destructores, incapaces de escuchar los alaridos de terror vegetal, los gemidos de los gigantes milenarios desangrados en el suelo, llegaron machete y hacha en mano derribando y derribando, luego quemando y quemando.
Las rocas desnuda constituyen ahora todo el escenario, mezcladas aquí y allá con tocones calcinados, con madera preciosa chamuscada. Primero estuvieron disimuladas por el verde del maíz, después un poco menos y finalmente las raíces ya no encontraron tierra que nutriera a las plantas y éstas no crecieron lo suficiente  ni para ocultar las rocas; entonces los destructores dejaron el lugar y buscaron nuevos bosques para transformar en desiertos.
Donde el panorama era verde y por las mañanas se velaba por la húmeda niebla, ahora es blanco y es gris y también se vela por las ondas de calor que desprenden las desnudas rocas y el suelo al ser tocados por el sol. En lo alto de un pináculo rocoso, tan escarpado que el hachero no pudo escalar, pero hasta donde si llegaron las terribles llamas, sobreviven apenas unos cuantos arbustos achicharrados a cuya  raquítica sombra se refugia un pajarito triste, de raído plumaje negro y cabeza roja. Sus ojos de iris blanco miran incrédulos aquella desolación y sus persistentes silbidos desesperados son una maldición para los hombres que no supieron coexistir, que no supieron tomar sin destrozar y que mañana ellos mismos estarán en la misma condición que el turquito.
Los gritillos del turquito persisten, el pajarillo no quiere creer que ya nadie contestará su llamado. Su débil canto sólo es oído con indiferencia por un tordo de enlutado plumaje, nuevo recién llegado como eterno seguidor del hombre y su destrucción; una de las pocas criaturas silvestres que pueden adaptarse a vivir junto con el caos del hombre. El turquito suspende unos momentos sus angustiosos llamados para buscar una de las pocas frutillas chamuscadas, ¡mas hace poco comió la última! Además del hambre lo atormenta la sed, el arroyo hace tiempo está seco, hace días enmudeció el último lodo aprisionando el cadáver de la última rana; el rocío ya no se condensa más y la niebla húmeda ya no existe. Este día también el arbustillo llega al límite de su resistencia y las últimas hojas aún verdosas se doblan hacia abajo. 
Los gritillos del turquito se escuchan nuevamente, pero ya no son iguales a los de su especie, ya no es canto de amor, ya no es canto de alegría, es lamento de desesperación. El pico abierto porque las desnudas ramas ya no proporcionan sombra alguna que lo proteja del sol; los músculos de la laringe débiles ya por la falta de frutillas jugosas. Apenas puede volar y saltando llega  a la ramita más alta. Una vez más otea el horizonte desolado, más hasta donde alcanza la vista no hay un solo arbolado prometedor; no es posible que por ninguna parte se escuchen cantos o gritos de sus congéneres, no comprende que uno a uno fueron cayendo a tierra, que él, más fuerte, sobrevivió hasta lo posible.
El piquillo abierto, el plumaje erizado, el turquito descubre algo blanco que se abre paso entre las ondas de calor.
Es un chamaco que bañado de sudor sube la loma, camino del lugar donde, allá lejos, sigue la tumba de otro trozo de monte; tiene el rostro enrojecido y la desesperación por tanto calor quiere invadirlo. Por un momento ¡que ironía! Se agacha en la escasa sombra que proporciona el chamuscado tronco de un chinine, el mismo que hacía tiempo le proporcionó grasosa fruta para saciar su hambre, cuando aún estaban en la tarea de asesinar árbol tras árbol, él, su padre y su tío.
El tronco muerto, ennegrecido, no proporciona mayor alivio contra ese calor y el chamaco campesino sigue su camino por el árido paisaje. La vereda sube hasta el pináculo rocoso y en la punta de un arbustillo secarrón, el chamaco descubre un pajarillo que parece muy manso por estar desfallecido. Es un pajarillo negro y rojo, con sus blancos ojos entornados y el piquito abierto por la sofocación. Olvida un momento su cansancio y rápido saca la fatal resortera. Zumba una piedra que golpea un cuerpecillo casi muerto de sol, de hambre y sed. Como si tal cosa, el chamaco ni se digna dar una segunda mirada a su inocente víctima y calcinado por el ardiente sol apenas si recuerda la belleza de este lugar, cuando recién llego acompañado de su padre en los comienzos de la rosa. Apenas los dulces chicizapotes que comiera y hasta reconoce los árboles al ver sus troncos negros, derribados, llenos de polilla, la mitad convertidos en ceniza.
Sobre una roca áspera, moviéndole las plumillas el caliente aire, esta el inmóvil cuerpecillo rechoncho del último turquito. Es la mano del hombre que ha pasado por aquí. Es la civilización que ya llegó por acá.
 
Comentario:
El ser humano siempre ha creido que es superior a los demás seres vivos, y por lo tanto que necesitamos más necesidades etc. en una pelicula una ves escuche ¿porque crees que tu vida vale más que la de una "abeja"?. esto nos ha llevado oa la destrucción masiva de habitats, sin reflexion alguna de las consecuencias, el ser humano a extinguido especies y esto puede seguir de nosotros depende la exsistencia de todos los seres vivos, nadie se pone a pensar en el futuro de la Tierra de esta que nos ha permitido habitar y que solo por avaricia y poder se esta muriendo... acaso iremos a destruir otro planeta??

Plancton

Se denomina plancton (del griego πλαγκτός, plagktós, "errante") al conjunto de organismos, principalmente microscópicos, que flotan en aguas saladas o dulces, más abundantes hasta los 200 metros de profundidad aproximadamente. Se distingue del necton, palabra que denomina a todos los nadadores activos y del neuston, los que viven en la interfase o límite con el aire, es decir, en la superficie. Plancton (organismos que viven en suspensión en el agua), bentos (del fondo de ecosistemas acuáticos) y edafón (de la comunidad que habita los suelos).


Aunque tradicionalmente se ha subdividido el plancton en fitoplancton y zooplancton, según las clasificaciones más recientes esta distinción no parece apropiada, ya que entre los organismos autótrofos se incluyen los vegetales, algunos protistas y bacterias, y entre los heterótrofos están los animales, otros protistas y bacterias. No obstante, esta clasificación sigue utilizándose extensamente.
Se puede hacer una primera división entre holoplancton, que son aquellos organismos que pasan todo su ciclo vital perteneciendo al plancton y meroplancton, formado por organismos que sólo durante una parte de su vida integran la comunidad planctónica.



Zooplancton

El plancton animal, denominado zooplancton incluye grupos animales muy diferentes, como medusas (Cnidaria), ctenóforos, salpas (Urochordata) y especialmente fases larvarias de esponjas, moluscos, anélidos poliquetos, crustáceos, etc...

Fitoplancton

El plancton vegetal, denominado fitoplancton, vocablo que deriva del griego φύτοπλαγκτον phytoplacton (φυτον phyton significa planta), se desarrolla en las aguas costeras del mar con luz solar y sales minerales abundantes (aguas de hasta 30 m de profundidad), dado que elaboran su alimento por fotosíntesis.
Constituyen el alimento del zooplacton y producen el 50% del oxígeno molecular necesario para la vida terrestre. Los organismos que más abundan en el fitoplancton son las cianobacterias y las diatomeas, unas algas doradas unicelulares. También encontramos a los dinoflagelados, responsables de las mareas rojas.
Base de la cadena trófica marina, el fitoplancton ha experimentado un significativo descenso debido al aumento de la radiación ultravioleta. Se ha observado que bajo el agujero de ozono en la Antártida la productividad del fitoplacton decreció entre el 6% y el 12%.





http://es.wikipedia.org/wiki/Plancton

Arrecife de Coral

Un arrecife de coral es un tipo de arrecife biótico que se desarrolla en aguas tropicales. Son estructuras sólidas del relieve del fondo marino formadas predominantemente por el desarrollo acumulado de corales pétreos, no obstante también se pueden encontrar en la Zona nerítica debido al oleaje y las corrientes marinas,estas zonas reciben un flujo continuo de nutrientes, lo que las convierte en hábitats ideales para una gran diversidad de especies acuáticas.


Un arrecife de coral es una estructura de piedra caliza que proporciona refugio para casi un cuarto de toda la vida marina que hay en los mares. Como uno de los más grandes y complejos ecosistemas del planeta, los arrecifes de coral son hogar de más de 4.000 especies de peces, 700 especies de coral y miles de otras plantas y animales.

Por su situación estratégica entre la costa y el mar abierto,Los arrecifes sirven de barreras que protegen a los manglares y praderas de yerbas marinas de los embates del oleaje; los manglares y praderas de yerbas, a su vez, protegen al arrecife de la sedimentación y sirven de áreas de reproducción y crianza para muchas de las especies que forman parte del ecosistema del arrecife.
Aunque los corales suponen la mayor parte de la infraestructura y la masa de un arrecife de coral, los organismos más responsables en el crecimiento del arrecife contra el constante acoso de las olas oceánicas son las algas calcáreas, especies de alga roja. Los corales no realizan fotosíntesis, pero viven en una relación simbiótica con estas algas microscópicas que sí realizan la fotosíntesis, como peridinios dinoflagelados.
Para garantizar el crecimiento del arrecife de coral se requiere una temperatura del agua de entre 20 y 28 °C. Los arrecifes de coral se encuentran en los océanos, generalmente entre el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio, debido a que los corales constructores de arrecifes viven en estas aguas. Estos corales se encuentran principalmente en la zona fótica (menos de 50 metros de profundidad), donde la luz solar alcanza el suelo y ofrece a los corales suficiente energía.
Debido a esto, los arrecifes de coral crecen a mayor velocidad en aguas cristalinas, donde la luz solar es menos absorbida por el agua oceánica.
Existen diferentes tipos de corales: los corales blandos o ahermatípicos y los corales duros, mejor conocidos como pétreos o hermatípicos. En los arrecifes del Indo-Pacífico se han identificado hasta 700 especies, mientras que en el Atlántico hay alrededor de 145 especies y en el Caribe se han descrito 60 especies de corales pétreos. En ellos han evolucionado increíbles interacciones biológicas.
En la subclase Zoantharia o Hexacorallia, en el orden Scleractinia se encuentran los arquitectos del suelo marino, formadores de los arrecifes, los corales hermatípicos. Asociados a estos se encuentran corales blandos o córneos y el coral de fuego, Millepora alcicornis, de la clase Hydrozoa.
Como organismos unicelulares fotosintéticos, los dinoflagelados producen parte del alimento del coral y absorben un poco de sus productos de desecho.
La reproducción de los corales se puede medir de acuerdo a los ciclos lunares y las mareas.
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ponce.inter.edu/acad/cursos/ciencia/.../corales.htm
www.memo.com.co/ecologia/arrecif1.html 

Manglar

Los manglares son una formación vegetal leñosa, densa, arbórea o arbustiva de 1 a 30 metros de altura, compuesta de una o varias especies de mangle y con poca presencia de especies herbáceas y enredaderas. Las especies de mangle que lo componen son de hoja perenne, algo suculenta y de borde entero (CONABIO-INE-CONAFOR-CONAGUA-INEGI). En México predominan cuatro especies de mangle (Rhizophora mangle, Laguncularia racemosa, Avicennia germinans y Conocarpus erectus). Estas especies se pueden encontrar formando asociaciones vegetales o en bosques monoespecificos.
Los humedales costeros, en particular los manglares, brindan una gran variedad de servicios ambientales: son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles de crustáceos y alevines, por lo que sostienen gran parte de la producción pesquera, son utilizados como combustible (leña), poseen un alto valor estético y recreativo, actúan como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico, contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre, entre otros.De acuerdo con el Inventario Nacional de Manglares de la CONABIO, México cuenta con más de 770 mil hectáreas de manglares, un ecosistema que desempeña un papel importante en la adaptación del cambio climático y la mitigación de sus efectos, entre otros beneficios ambientales.
MÉXICO.- En el marco del Día Mundial de los Humedales que se celebra hoy, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) recalcó su compromiso para la conservación y restauración de los manglares, los que desrtacan por su importancia ecológica, económica y social para las comunidades costeras que los poseen.
En comunicado de prensa, la Conafor informó que desde 2004 se iniciaron las acciones para la conservación y restauración de los ecosistemas de manglar. A partir de 2007 las actividades a realizar quedan abiertas a las necesidades de restauración de las áreas deterioradas. En total, la Comisión ha apoyado más de 100 proyectos de conservación y restauración de manglar. En el mundo se calcula que existen alrededor de 15 millones de hectáreas de manglar, de las cuales de pierden el 1 por ciento al año, es decir, cerca de 150 mil hectáreas.

La Convención Ramsar, como también se le conoce, incluye en su clasificación de humedales a los manglares, un tipo de ecosistema abundante en México cuya extensión abarca alrededor de 770 mil 57 hectáreas  en 17 estados  –las entidades con mayor riqueza de manglar son: Quintana Roo, Yucatán, Nayarit y Sinaloa.
La palabra mangle tiene su origen en el vocablo guaraní “mangle”, que significa árbol torcido, y hace referencia a las raíces en forma de zanco del mangle rojo. En el país existen al menos cuatro de las 69 especies de mangle que se conocen en el mundo.
Uso racional de los humedales y sus recursos
La Convención Ramsar es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. Es, además, el único tratado global relativo al medio ambiente que se ocupa de un tipo de ecosistema en particular.
De acuerdo con la definición de humedales que instituye la Convención, también se incluyen pantanos y marismas, lagos y ríos, pastizales húmedos y turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, zonas marinas próximas a las costas, arrecifes de coral, así como sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas.
México es el segundo país con mayor número de sitios Ramsar –como también se le denomina a los Humedales de Importancia Internacional–, con 119 sitios designados.

http://www.atl.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=3042:los-manglares-de-mexico-importante-papel-en-la-adaptacion-y-mitigacion-del-cambio-climatico-&catid=72:ciencias-naturales&Itemid=480
http://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/manglares/manglares.html

Estepa y Pradera

Las praderas se desarrollan en zonas con precipitaciones entre los 250 y 600 mm anuales.. Es decir entre las de desiertos y las de bosques. Estas cifras pueden variar dependiendo de la temperatura y de la capacidad del suelo para mantener el agua y en las zonas tropicales encontramos praderas en lugares que tienen hasta 1200 mm de precipitación anual, porque caen sólo en una estación, y el resto del año no hay humedad suficiente para mantener el arbolado.

La forma de vegetación dominante son diversas gramíneas, que van desde pequeñas hierbas hasta especies de mayor porte, que llegan a alcanzar los 2,50 m. Suele haber distintas especies según la temperatura dominante; y también se encuentra algo de matorral y árboles, sobre todo formando cinturones a lo largo de los cursos de agua. En la sabana tropical africana hay abundantes árboles, con forma de sombrilla, distribuidos por toda ella.

El nombre de estepa se suele reservar a las praderas propias de regiones templadas o frías en las que las temperaturas son muy extremas y las lluvias escasas y mal repartidas en el tiempo.

Su suelo es característico y distinto del que se encuentra en el bosque, aunque procedan de la misma roca madre. Acumula mucho humus porque la gran cantidad de materia orgánica que aportan las hierbas al suelo (tienen vida corta) se descompone rápidamente formando humus. Los suelos negros de pradera están entre los mejores para cultivar maíz y trigo.

El fuego juega un importante papel en el mantenimiento de la vegetación de pradera en los climas cálidos y húmedos, impidiendo que el bosque se apodere de esos terrenos.

La presencia de grandes herbívoros es un rasgo característico de estos biomas. Según el continente pueden ser bisontes, antílopes o canguros, u otros tipos de ramoneadores, pero la función ecológica que juegan todos ellos es equivalente.

Cuando las praderas se usan como pastos naturales para el ganado doméstico con frecuencia se da sobrepastoreo y exceso de labranza. De esta forma muchas praderas se han desertizado por la actividad humana.